Sin embargo, por estas tierras sólo existen los supermercados y alguna que otra tienducha en la que el tendero te recibe vestido de bandolero. Y dado que no quiero padecer el escorbuto o algo así me ha tocado madrugar hoy (¡eh!, que normalmente a las ocho estoy en pié) e ir al centro de la ciudad para comprar unos tomates, huevos y un par de pimientos para hacer pipirrana.
Tras muchos "ig meggshe ..." al final he conseguido hacer que entiendan lo que quería, eso sí, ayudado por el índice (al dedo me refiero). Y es que no sólo basta con hablar alemán. Muchas veces, para que te entiendan tienes que pronunciar muy bien (que ya es chungo) y decirlo a un ritmo fluido.
De hecho, dependiendo de la zona podemos encontrar que una misma cosa, dentro del mismo idioma se llama de una manera o de otra. Gente singular sin duda estos alemanes, ya que si pueden, ellos mismos se lo complican.
Un saludo:
Fran
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