La primera impresión que ofrece todo este sitio es de antro. Que todo el mundo olvide esa visión casi utópica de una Alemania llena de audis y mercedes (que alguno que otro se ve) y de diseño funcional "chachi lerendi". Si bien es cierto que hay muchos edificios fuera de lo normal (tengo pendiente un safari cuando el tiempo y la luz lo permita) las casas donde la gente vive no son nada del otro mundo. De hecho, te puedes encontrar gente que aparca automóviles de mas de ocho kilos delante de una puerta que poco le falta para que la humedad acabe con ella.
Una vez que estás dentro la cosa mejora sustancialmente, y aunque compartes el piso con cuatro personas, el sitio no esta nada mal. Las habitaciones son muy amplias y en la cocina no te da miedo de poner la comida.
Lo que queda pendiente es averiguar que le ocurre a los alemanes, que son gente que lo mismo te acompaña al sitio por el que preguntas aunque tengan que andar más de doscientos metros que ni te mira a la cara.
En la siguiente entrada, "Los compañeros de piso" y alguna que otra foto. Por cierto, ya le he echado el ojo a alguna que otra bicicleta. Pero más me vale ir a otro pueblo "a por ella".
Un saludo:
Fran
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